Hace un tiempo escuché a un importante publicista joven de Argentina que reconocía lo que hace más tiempo vengo comprobando, el uso de la ironía no mejora nada las cosas, no cambia a nadie, no cambia nada, hasta parece que empeora paulatinamente a la sociedad. Esta es una idea central para encarar un cambio, descalificar la ironía que a esta altura ha llevado a muchos personajes al sarcasmo por eso de "más de lo mismo", porque el irónico insiste con ironías. Desde ahora > descalifiquemos abiertamente la ironía.
Dejemos que sea la ironía de la vida la única que nos sorprenda, pero igual tratemos de cuidarnos de ella, muchas veces es cruel. No califiquemos más a una persona como inteligente si se muestra irónica. Cuidado con los maestros y profesores/as irónicos. Veamos desde ahora a la ironía como un veneno para la sociedad, como un enemigo del bien común. Dejemos de darle estatus de cosa de sentido común a la ironía, porque no lo tiene.
No votemos al político irónico, mostremos desprecio ante la ironía, no le demos más crédito a un jefe o a un conductor porque se muestra irónico. Por favor > no confundamos ser irónico con ser inteligente.
Basta de ironía en los blogs, no más ironía en los noticieros. Enseñemos a los niños que el irónico es como el "viejo de la bolsa". Obliguemos al humorista irónico a que deje de serlo, no paguemos más entradas para ir a verlo. Hay demasiada energía puesta en la ironía, liberémosla y vivámos la vida de una manera saludable, sin ironía.
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