La descalificación cuando no proviene de autoridad arbitral aceptada es una forma de agresión cobarde porque el descalificado no puede defenderse, cae en una trampa. Los psicópatas usan frecuentemente la descalificación y a pesar de ser una práctica no ética, muchas veces inmoral y otras directamente ilegal, recurren a ella con el propósito de control social, porque la intención es manejar al otro.
Entre personas de igual a igual la descalificación es un recurso social agresivo, lesivo del otro. La descalificación es válida en la relación asimétrica, donde uno es más que el otro en algún asunto y esa superioridad tiene consenso en la sociedad, por ejemplo como es el caso de un juez y el acusado, porque se respeta un principio de autoridad. De otro modo la descalificación es un recurso de manipulación social.
En todos los paises hispanohablantes hay cuestionamiento de la autoridad, un problema ligado a la cultura de hoy. Si la autoridad queda cuestionada se abren espacios de impunidad y ello habilita a cualquiera a actuar de modos poco éticos, no éticos, no morales o ilegales, porque no hay temor a la sanción. La descalificación es un modo no ético que se ampara en los espacios de impunidad abundantes en nuestra cultura.
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